Reencuentro de la clase |
Buda en un momento de su vida dijo: "Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas." Cuantas personas de las que se cruzan en tu camino te han vendido algo que no son, como Doctor Jekyll y Mister Hyde, te cuentan que son de un mundo de color de rosa, pero cuando se toman la poción mágica, se transforman en seres del inframundo perdiendo todos sus principios, todo lo que aprendieron, todo lo que fueron…
Hace diez años un grupo de jóvenes se reunió en una de las partes más altas del edificio que les forjo como personas poco antes de abandonarlo para siempre y en una caja, cada uno, guardo un objeto que en aquel momento significaba algo tanto en su personalidad, como en sus aspiraciones, como en su vida. La sellaron y una profesora junto con el delegado de cada curso, la encerró en una habitación para el recuerdo. Muchos fueron los que en aquel momento pensaron que diez años eran muchos años y que iba a ser casi imposible volverse a juntar después de tanto tiempo. Tal vez los que pensaron eso fueron lo que no se presentaron, yo por si acaso, lo apunte en una pegatina que puse en el álbum de fotos del viaje de fin de curso.
El tiempo paso, los caminos dejaron de ser uno y se convirtieron en senderos con muchas señales e indicaciones a distintos lugares de nuestra personalidad, muchos, ni se imaginaban como iba a ser su vida de ahora, ¿casados?, ¿con hijos?, ¿un chalet?, ¿perros?…La realidad es que diez años no son tantos años, cuando ya han pasado, pero si es tiempo suficiente para que puedas olvidar todo aquello que fuiste, por lo que luchaste, por lo que viviste.
Tal vez volver a explorar aquel edificio diez años después, fue recorrer el camino de los recuerdos en mi mente a cada paso una persona, en cada persona una historia y con cada historia algo que aprendí. Y al abrir la caja, volver a descubrir como comenzó todo. Porque en el fondo, nuestra personalidad es la suma de todas las vivencias de nuestro camino, no debemos olvidar de donde venimos, para saber a donde vamos. Perder el norte como lo llaman algunos…
Cuando el camino se convierte en ese sendero lleno de cruces, mira detrás y contempla el camino que recorriste, lo que te impulso a hacerlo, lo que disfrutaste, todo lo que se quedó atrás. Cierra los ojos y sigue recto, no te dejes convencer por aquellas personas que dicen que vienen de un mundo en el que todo es de color de rosa, puede que en el siguiente cruce os encontréis en el suelo una caja, y dentro de esa caja, tal vez, estén los recuerdos que te motivaron a llegar hasta este punto y recobres la motivación para seguir recto o puede que dentro, halléis una poción de las que hacen que tu mundo ya no sea de color de rosa, tu acompañante no sea como parecía y la vuelta atrás ya no sea posible.
A lo largo de nuestro camino nos encontramos miles de obstáculos, puedes saltarlos, plantarles cara y seguir recto o evitarlos rodeándolos y desviarte por el camino más fácil perdiendo todo por lo que luchaste. Nunca sabremos a que paso nos encontraremos con la roca enorme, la serpiente venenosa, el oso hambriento. Lo que yo si sé, es que nosotros seguimos aquí para demostrarte que estabas en lo cierto y para apoyar tu camino, por el que luchaste, por el que viviste, el que elegiste. Para que no se apague para siempre y se quede en el olvido.
Por que esta es mi esquina y esta es tu casa.
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